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Cómo proteger a los jóvenes contra el acoso: el rol del pediatra

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Los proveedores de atención médica pediátrica son un grupo importante de primera línea y de confianza que no solo puede detectar las señales de advertencia de la victimización, sino que también está en condiciones de asesorar a los padres y defender a sus pacientes. Es importante que los proveedores de atención médica estén preparados para examinar y aconsejar a los niños acerca del acoso durante los exámenes médicos de rutina y las visitas por alguna enfermedad.

Más de uno de cada cuatro niños en los Estados Unidos reconoce que fue víctima de acoso, pero solo entre un 20 y un 30% de esos niños se lo informó a un adulto. Esta sorprendente estadística puede ser problemática para los padres, ya que muchos se preguntan cómo saber si su hijo es acosado y qué medidas deben tomar para aliviar ese estrés. Los pediatras pueden recordar a los padres que deben estar atentos a los cambios en el comportamiento o el estado de ánimo de sus hijos y mantener los canales de comunicación abiertos.

Algunas señales que indican que hay un problema de acoso incluyen:

  • Lesiones inexplicables
  • Dolor de cabeza, dolor de estómago o malestar recurrentes
  • Changes in mood –  a previously happy and agreeable child becoming difficult, withdrawn or angry
  • Cambios en los hábitos alimenticios, ya sea saltarse comidas o comer compulsivamente
  • Dificultad para dormir o pesadillas
  • Calificaciones bajas, pérdida de interés en la escuela o no querer ir a la escuela
  • Pérdida repentina de amigos o deseo de evitar situaciones sociales

Desde hace un tiempo, se considera al acoso como un "rito de iniciación", algo que se debe soportar durante la secundaria y la preparatoria. Las escuelas han tomado medidas en los últimos años para abordar el tema del acoso como un comportamiento que obstaculiza el aprendizaje. El acoso se convirtió en una crisis de salud pública luego de conocerse que aproximadamente el 20% de los jóvenes informó que sufrió acoso en la escuela, lo que se traduce en millones de jóvenes víctimas de acoso en todo el país cada año. Los niños que son percibidos por sus compañeros como diferentes, ya sea por tener una discapacidad, practicar su religión o identificarse como lesbianas, homosexuales, bisexuales o transexuales (LGBT, en inglés), corren mayor riesgo de ser acosados. Los médicos deben abordar este problema de salud pública con los niños y jóvenes que ven todos los días.

Por ejemplo, en una encuesta de 2012 dirigida a estudiantes musulmanes de 21 condados de California, el 50% informó haber sido víctima de acoso a causa de su religión y el 21% informó haber sufrido algún tipo de ciberacoso debido a su religión. Según otro estudio - PDF, 85 % de los estudiantes de la comunidad LGBT fueron acosados verbalmente, y 40 %  sufrieron acoso físico en la escuela en el último año.

Los maestros y administradores deben trabajar para prevenir el acoso antes de que comience, y para detenerlo cuando ocurra. Los estudiantes que se sienten desconectados o apartados del ambiente escolar carecerán de confianza, sufrirán académicamente y no podrán invertir plenamente en su futuro. El personal de la escuela debe trabajar para establecer una cultura de aceptación a fin de crear un entorno de aprendizaje seguro para todos los alumnos, particularmente aquellos que corren mayor riesgo de ser acosados.

Como médicos, vemos a menudo cómo los problemas presentes en la sociedad en su conjunto también tienen un profundo impacto en el bienestar físico y emocional de los niños. Las consecuencias del acoso en la escuela son numerosas y el impacto está bien documentado en la bibliografía científica pediátrica. Las investigaciones demostraron que ser acosado durante la infancia y la adolescencia tiene consecuencias a largo plazo, tales como la depresión, la ansiedad y el consumo de alcohol o drogas en la edad adulta.

Lo que los PEDIATRAS pueden hacer:

  • Familiarizarse con Connected Kids: Safe, Strong, Secure, el protocolo de prevención de la violencia en atención médica primaria de la Academia Americana de Pediatría.
  • Realizar exámenes específicos en los pacientes para determinar si el acoso es una preocupación. Estar particularmente atentos a las preocupaciones de los pacientes que parecen demostrar enfermedades psicosomáticas o presentan factores que se sabe que contribuyen a situaciones de acoso (por ejemplo, ser parte de un grupo marginado).
  • Introducir en toda la red un examen para detectar señales de acoso como parte del registro de salud electrónico (EHR, en inglés). Esto hará que hacer preguntas sobre el acoso sea una parte estándar de la atención que todos los pacientes reciben en cada examen de mantenimiento de la salud.
  • Aconsejar a los pacientes y a sus padres sobre las estrategias para reducir la angustia emocional. Derivar al paciente para que reciba asesoramiento cuando corresponda.
  • Participar de las iniciativas comunitarias para prevenir el acoso, concientizando en cada situación que se les presente y participando en proyectos más integrales a los niveles local y estatal.

Los pediatras pueden enseñar a los PADRES a hacer lo siguiente:

  • Crear una relación de confianza con sus hijos e hijas para que se sientan cómodos para contarles sus problemas.
  • Buscar señales de que su hijo está siendo acosado: moretones, raspaduras, cambio de comportamiento, ansiedad por asistir a la escuela, etc.
  • Informar a la escuela por escrito si tiene una queja por acoso de inmediato. No ignorar ni minimizar la importancia de tales quejas. No trate de confrontar al acosador o su familia directamente.
  • Llevar un registro de los incidentes y hacer un seguimiento con los administradores de la escuela.
  • Informar a las autoridades y grupos de apoyo , según sea necesario, para colaborar en la orientación.
  • Ayudar a su hijo a formar y fomentar amistades sólidas.
  • Analizar los planes de seguridad para su hijo si se siente inseguro/acosado.
  • Asegurarse de que el niño entienda que no es su culpa y que no tiene nada de que avergonzarse.
  • Consultar StopBullying.gov, que contiene información sobre acoso y cómo garantizar una comunicación eficaz entre niños, adultos responsables y sus padres, para estar mejor preparados para ayudarlos.

La mayor fortaleza de Estados Unidos es su diversidad con una fusión de culturas tan excepcional que los ciudadanos pueden estar tan orgullosos de su herencia cultural ancestral como lo están de ser estadounidenses. Cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de proteger a nuestros hijos y trabajar para resguardar la diversidad de este país.

La Dra. Wahida Abaza es pediatra, defensora de la salud y el bienestar físico y emocional de los niños musulmanes, y socia de The Family and Youth Institute. Nació y se crió en Chicago, IL y actualmente vive con su familia en Dublin, Ohio.