El acoso es más que un problema de un niño acosando a otro. El desequilibrio de poder que define el acoso se refleja también en las relaciones sociales dentro del aula. Mientras que aquellos que acosan a menudo son considerados "atractivos" o populares, sus víctimas son "poco atractivas" y por lo general son rechazadas por sus compañeros de clase.
Aquellos que son testigos de hechos de acoso desempeñan un papel fundamental en el fortalecimiento y la persistencia de las desigualdades sociales. Aunque los estudios revelan que la mayoría de los estudiantes se manifiestan en contra del acoso, es poco probable que defiendan a sus compañeros acosados, incluso si sienten lástima por ellos. Es posible que se nieguen a involucrarse porque se sienten preocupados por su propia seguridad o condición social. Lo más importante es que, cuando nadie dice o hace nada ante un hecho de acoso hacia un compañero, los jóvenes pasan a sobrestimar la aprobación del acoso a sus compañeros. Tales sobreestimaciones luego disminuyen sus posibilidades de defender a las víctimas del acoso y en su lugar, aumentan sus probabilidades de participar en hechos de acoso.
Algunos programas antiacoso en la escuela están específicamente diseñados para cambiar la cultura de las escuelas con el fin de que los estudiantes sean más solidarios con las víctimas del acoso que aquellos que acosan a otros. El acoso tiene que ser "asunto de todos". El proceso comienza por lograr que todos los estudiantes tomen conciencia de qué manera, como testigos de hechos acoso, desempeñan un papel fundamental. Para ello, es necesario que los profesores ayuden a los estudiantes a adquirir las habilidades sociales y la confianza para ayudar a los demás. Los adultos también necesitan mostrar cómo defender y solidarizarse con las personas acosadas.
Si bien el enfoque de las intervenciones de buenas prácticas es reducir las tasas de acoso y victimización, incluso esto puede no ser suficiente. Los estudios muestran que la angustia emocional de las personas acosadas es peor en las aulas y las escuelas con índices de acoso más bajos. Los resultados de tal investigación demuestran por qué necesitamos no solo entender de qué manera el acoso afecta al entorno escolar, sino también cómo los entornos afectan a las experiencias de acoso.
Un estudio reveló que en las escuelas con índices de acoso más bajos, los niños que habían sido víctimas de acoso se culpaban a sí mismos. En esos entornos, los niños que son acosados llegan a creer que la razón por la que se los ridiculiza se debe a algo acerca de sí mismos que no pueden cambiar. Este tipo de sentimiento de culpa está asociado con una angustia emocional más intensa y tales creencias aumentan el riesgo de sufrir una situación de acoso en el futuro.
Si bien los índices de acoso más bajos pueden intensificar la angustia provocada por situaciones de acoso, también sabemos que tener un solo amigo puede aumentar el sentimiento de vulnerabilidad en los adolescentes. También sabemos que los jóvenes de las minorías sociales se sienten menos acosados y más seguros en la escuela cuando se encuentran en aulas étnicamente más diversas (en comparación con las aulas menos diversas). En entornos más diversos, hay varias formas de "adaptarse" y las amistades con otras razas están relacionadas con la sensación de seguridad. Estos resultados se discutieron en la sesión de trabajo del Instituto de Medicina (IOM, siglas en inglés) y el Consejo Nacional de Investigación (NRC, siglas en inglés) durante el taller de dos días, titulada "Desarrollar las capacidades para reducir el acoso y su impacto en la vida de los jóvenes", patrocinada por la Administración de Recursos y Servicios de Salud (HRSA, siglas en inglés).
Los resultados de la investigación destacan cómo el acoso afecta y es afectado por las relaciones sociales en las aulas. Es por eso que tenemos que trabajar juntos para apoyar y capacitar a los estudiantes a ser más que espectadores pasivos y lograr que el acoso sea asunto de todos.
- Para conocer más, vea el webinar grabado "Victimización y vulnerabilidad: poblaciones en riesgo de acoso".